Problemas de conducta
Rabietas intensas, desobediencia constante o reacciones impulsivas pueden ser señales de un malestar que no siempre se sabe expresar. Detrás de un comportamiento disruptivo suele haber emociones difíciles de gestionar, miedos o cambios que los superan.
Qué es el comportamiento disruptivo
El comportamiento disruptivo no es simplemente una “mala conducta”; suele ser la forma en que niños y adolescentes expresan emociones que no pueden gestionar o comunicar adecuadamente. Puede aparecer ante situaciones de estrés, cambios familiares, exigencias escolares o conflictos internos, y manifestarse a través de rabietas, oposición o conductas desafiantes.
En estos casos, la psicoterapia infantil y juvenil ofrece un espacio seguro donde comprender el origen del malestar y aprender a canalizarlo de forma saludable. El trabajo se centra en identificar las emociones subyacentes, fortalecer la autorregulación y fomentar la empatía, ayudando al menor a encontrar nuevas formas de comunicarse y adaptarse.
Paralelamente, se acompaña a las familias, brindándoles recursos prácticos para gestionar los conflictos cotidianos sin caer en la frustración o el desgaste. La colaboración entre terapeuta, niño y familia permite transformar el comportamiento disruptivo en oportunidades de crecimiento y entendimiento mutuo.
Comportamiento disruptivo
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